Como hemos indicado, el bombardeo de Gernika tuvo lugar el 26 de abril de 1937, lunes, día de mercado. Para esa fecha se respiraba en la zona cierto nerviosismo, debido sobre todo al reciente bombardeo de la vecina ciudad de Durango, situada a unos 30 km de la villa. A pesar de todo, el mercado se celebró como solía y en total, el número de personas que habría en aquel momento en Gernika, aunque muy difícil de precisar, rondaría las 10.000 – 12.000 personas. A las 16:20 de este día, las campanas de la iglesia de Santa María alertaron a la población de la llegada de los aviones enemigos. La mayor parte de estos aviones pertenecían a la “Legión Cóndor” alemana, y en menor medida a la “Aviazione Legionaria” italiana. Los aeródromos que sirvieron de base para el bombardeo, fueron los situados en Vitoria, Burgos y Soria. Tras el aviso, los gernikeses corrieron a protegerse en los distintos refugios que se habían construido, donde permanecieron casi cuatro horas hasta que terminó el bombardeo. Fue un ataque incesante sin apenas intervalos entre las diferentes oleadas que se planificó utilizando la siguiente táctica:
- Primero se emplearon bombarderos y algunos cazas para alertar a la población y forzarla a introducirse en los refugios, en el centro de la villa. Posteriormente los cazas volaron en círculo evitando que nadie escapara del núcleo urbano.
- Las primeras bombas lanzadas, fueron bombas rompedoras de entre 50 y 250 kg. de peso para destruir los edificios. Las bombas rompían los tejados y al caer al suelo formaban unos cráteres enormes. Así, dejaban al descubierto toda la estructura y elementos de madera de las casas de la época.
- Seguidamente, se lanzaron bombas incendiarias. Estas bombas tenían entre 1 y 2 Kg. de peso, estaban hechas de acero y contenían una aleación de magnesio, aluminio y zinc que al entrar en contacto con otros metales reaccionaba y provocaban un fuego incontrolable y temperaturas de más de 1.500 grados centígrados. En consecuencia, se produjo un enorme incendio en Gernika, que pudo verse desde pueblos situados a muchos kilómetros.
- Finalmente los supervivientes que intentaban escapar del centro urbano fueron ametrallados por los cazas que volaban en picado hasta menos de 50 metros de altitud. Actuaban en los accesos a Gernika, volando en círculos para mantener a la población dentro del perímetro de fuego. El centro de Gernika se componía de calles muy estrechas y casas unidas entre sí, lo que facilitó la propagación del fuego.
Más de un 85% de la villa quedó totalmente destruida.